La Junta moderniza el centro de menores José Montero de Valladolid para transformarlo en un "hogar"
La vicepresidenta de la Junta de Castilla y León y consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Isabel Blanco, ha visitado hoy las recién reformadas y rehabilitadas instalaciones del José Montero, centro residencial para la protección de menores en situación de desamparo que, tras una inversión de 1,7 millones de euros con cargo a fondos europeos, se ha adaptado al nuevo modelo de atención residencial.
Durante la visita, Blanco ha destacado que "las obras responden a un compromiso del presidente Mañueco y del Gobierno autonómico con la atención integral y de calidad a la infancia", al tiempo que ha indicado que "si bien el acogimiento residencial es una forma de protección a los menores tutelados, la prioridad de la Junta es que estos puedan vivir y desarrollarse en una familia". Con la reforma del José Montero, la Consejería implanta en el centro el nuevo modelo de atención residencial basado en el sistema de unidades de convivencia, que lo dotan de un ambiente similar al de un "hogar" y mediante el cual se promueve el desarrollo integral, su autonomía y su calidad de vida, además de garantizar sus necesidades básicas mediante una atención de calidad.
En este sentido, Blanco ha resaltado que de los 15,8 millones procedentes de los fondos europeos destinados a actuaciones para la infancia, 12 millones han ido a mejorar los centros propios de la Junta, como son además de las mencionadas instalaciones vallisoletanas, los centros Arturo Duperier de Ávila, Gregorio Santiago de Burgos, Suero de Quiñones de León, el centro actual de Los Molinos de Salamanca y el Zambrana en Valladolid. En la provincia vallisoletana también se ha reformado y mejorado la residencia de protección de menores La Alameda en Mojados, con una inversión cercana a los 500.000 euros.
Un centro más moderno para los nuevos tiempos
La obra en el José Montero se ha llevado a cabo sobre un edificio de 60 años de antigüedad, que se ha rehabilitado y adaptado al nuevo modelo mediante la construcción de tres unidades de convivencia con diez plazas cada una distribuidas en cinco habitaciones dobles, una de ellas accesible y con baño propio y otros dos para el resto de las estancias. Además, cada unidad cuenta con un salón comedor, a su vez sala polivalente, con cocina, una sala de estar multiusos, una habitación para el educador con baño propio y zonas de almacenaje y limpieza.
Junto a las tres unidades de convivencia, también se ha implantado una unidad de acogida con cuatro plazas, dos habitaciones dobles y dos baños, y se ha implantado una biblioteca que también servirá como sala de informática. Por tanto, el centro tiene capacidad para 34 menores de entre 8 y 18 años -actualmente residen 23-, con quienes trabaja una plantilla de 38 trabajadores. También se ha rehabilitado el edificio a nivel general, como la eliminación de problemas de humedad de la planta baja, sustituyendo los revestimientos interiores y carpinterías exteriores e interiores, la instalación de calefacción por aerotermia, que se suma a la caldera existente, y un sistema de ventilación mecánica con recuperados de calor, para mejorar tanto la eficiencia energética del edificio como la confortabilidad de los menores.
Se ha mejorado la distribución de los espacios en el semisótano y se ha instalado un montacargas para facilitar los trabajos de lavandería. En lo que respecta al mobiliario, se ha adquirido en consonancia a la filosofía de las unidades de convivencia, es decir, se trata de enseres que proporcionan un ambiente hogareño, moderno y cómodo, para dotar a las estancias de un aspecto juvenil o infantil, además de ser seguros y de una calidad que garantiza su durabilidad a largo plazo.