El Baloncesto Valladolid logra su sexta victoria del curso después de levantar una desventaja de 14 puntos
Una jornada más, el Club Baloncesto Ciudad de Valladolid sigue demostrando su poderío con un nuevo triunfo, y en este caso muy especial ya que el equipo morado logró remontar 14 tantos de diferencia. Los chicos de David Barrio triunfaron en el Reina Proteínas Clavijo por 73-77 y llegan al primer parón de la temporada con un balance de seis victorias y tan solo una derrota, con el partido ante la Cultural Leonesa todavía por disputar por las famosas goteras de Pisuerga. En el choque de este domingo, las ardillas no estuvieron brillantes pero sí solventes, pacientes y competitivos. Era la receta necesaria para sacar adelante un partido complicado, pero que iba a exigir mucha constancia para lograr el triunfo.
El Baloncesto Valladolid comenzó el choque bien despierto, con intensidad y tensión para mandar desde el inicio. Especialmente en defensa para poder correr y con Marín, Martín y Haney inspirados para abrir brecha a las primeras de cambio. El 2-9 fue el parcial en apenas tres minutos después de culminar varios contraataques consecutivos. El primer paso estaba dado, salir con el carácter que precisaba el encuentro ante un equipo con cambio de entrenador y espoleado por ese aliciente extra de motivación. Aitor Fantova, sustituto de Ricardo Úriz al frente del Reina Proteínas Clavijo, lo paró de inmediato y los suyos mejoraron notablemente, encontrando acierto en sus ataques. De hecho, el parcial fue de 7-0 para recuperar terreno (13-14), momento en el que debutó, por fin y esta temporada, Pau Carreño tras lesión. El alero catalán además sumó sus primeros puntos con un triple, pero el Baloncesto Ciudad de Valladolid no pudo mantener la ventaja y los locales finalizaron el primer cuarto con su primera ventaja en lo que iba de partido (19-18).
De menos a más, Reina Proteínas Clavijo se fue desperezando con el paso de los minutos, subiendo el listón en defensa, dominando la pintura, el rebote y encontrando puntos. El exmorado Iñigo Royo, con buenos minutos y liderando en ataque, mantuvo el mando de los logroñeses ante un CBC Valladolid totalmente KO en este tramo. Del 6-14, de hecho, el tanteo pasó al 29-18 que obligó de nuevo a David Barrio a pedir tiempo muerto. Un parcial acumulado de 23-4 y de 10-0, con los morados aún sin estrenarse en el segundo cuarto, y que debían cambiar radicalmente para volver al partido. Sam Taiwo acabó con la sequía (29-20) con un gancho bajo el aro y los pucelanos subieron unas cuantas marchas en defensa, recuperando las sensaciones del inicio. Y es que, cuando las ardillas se activan atrás y pueden correr, ofrecen su mejor versión, pero ésta duró muy poco. Los visitantes volvieron a engancharse con 34-28 y Aitor Fantova lo paró, pero los riojanos reaccionaron de manera fulgurante. El tercer triple de Iñigo Royo disparó a los locales y estos se hicieron con una máxima de más 14. Los morados se fueron al descanso nueve abajo con el 44-35 en el luminoso.
Una buena salida del equipo de David Barrio, con un triple de Juan García-Abril, puso a tiro a los vallisoletanos de nuevo y tras muchos, muchos minutos a remolque (46-42). Aunque los visitantes duraron poco en esos márgenes apretados ya que los pupilos de Aitor Fantova se volvieron a escapar poniendo el 54-44, pero los morados hicieron lo propio levantándose. El técnico vallisoletano paró el partido y los suyos firmaron un parcial de 0-6 que apretó la cuerda por enésima. Un 59-56 en el electrónico y un cuarto para decidir el encuentro entre dos equipos que llegaban con dinámicas opuestas. La igualdad se mantuvo a pesar del enésimo triple de Iñigo Royo y al que dio réplica Ice Haney con dos tiros libres y otro zarpazo de tres. Todo igualado a 67-67 y ocasión de tomar el mando después aguantar a duras penas, algo que lograron los morados tras un nuevo estirón de 0-4 con Haney y Hanna sacando el mazo a paseo (67-71). Así, el Baloncesto Valladolid se ponía por delante desde la recta final del primer cuarto, había hecho parte del trabajo recuperándose, pero quedaba siempre lo más difícil, que todo consistía en mantenerse.
Pablo Marín asumió galones, sacó rédito del bonus local y sumó desde la personal para mantener la ventaja. Pau Isern compartió cancha con el sevillano muchos minutos, pero al final se mantuvo solo como director y emergió tras un encuentro gris. Tras varias imprecisiones, el catalán puso la bola en el techo y Sam Taiwo la reventó para abajo (73-75) y poner después un tapón decisivo tras una gran defensa. El base catalán volvió a aparecer para anotar desde la media distancia con mucha clase y poner el 73-77 definitivo. De esta manea, remontada completada, con talento y carácter para sellar encuentros, y poner la sexta victoria del curso.